El capitán Alexander Worthington resulta herido en la batalla de Trafalgar. Completamente ciego a causa de la metralla, pasa de ser el centro de atención de la sociedad londinense a prácticamente un estorbo. Durante un baile, el destino lo lleva a acabar sentado entre las alhelíes o solteronas de la concurrencia, circunstancia que no acepta de muy buen grado.
Amelia Basingstok es una muchacha sin dote y con ciertos parientes lo bastante desagradables como para garantizar que, incluso ya en su tercera temporada en Londres, continúe soltera y considerada una alhelí de tomo y lomo. Su único amigo es un enorme y escandaloso can de dudoso carácter quien se considera a sí mismo demasiado espléndido para ocupaciones tan pedestres como ir en busca de aves muertas en medio del bosque tras una cacería.
Un fortuito encuentro entre Amelia y Alexander liberará al capitán de su oscura vida a ciegas de una manera tal que jamás pensó posible desde lo ocurrido en Trafalgar.
Un obstinado hombre de mar, una muchacha franca y directa, un perro ingobernable y una Navidad que se acerca. ¿Qué podría salir mal?